2/12/09

Y ahora no te dejaré ir.

"Cambiaré", "Sé que no es justo para tí", "Siento todo lo que pasó", "La gente cambia, y yo he hecho eso", "Por tí cambiaría, sólo por tí"... Son tantas las frases que utilizamos para volver con una persona, para sorprenderla, porque es algo que no le decimos todos los días y que acompañamos con el clásico "Será la última vez que te lo vaya a decir, porque no me hará falta volvértelo a decir" bla bla bla. Es bonito, romántico, el momento en el que se dice. El problema es lo que conlleva aceptar esa petición. Cambiar. Si no lo vas a cumplir, no lo digas.
Todo son mentiras, hasta el momento en el que realmente te das cuenta que si no modificas tu comportamiento, tu expresión, tu loquesea, lo/la pierdes.
Pero, ¿es bueno cambiar a una persona? ¿No creeis que modificar un aspecto, influye en otro tal y como Hipócrates nos plantea en su teoría de los 4 temperamentos?
"Puede que sí, puede que no", pero yo no estoy aquí para perderme oportunidades de saber cómo serían las cosas con la misma persona, tal vez, "diferente".