Just in love

No sabes lo que realmente pasa... Eres ajeno a  todo porque no quiero que formes parte, no quiero que opines ni influyas en mi decisión de pretender tener un corazón de hielo.
Lo cierto es, que por mucho empeño que le ponga, has conseguido que broten en él llamas. Me consumen por dentro; me hacen sentir cálida, me completan, me destruyen. Hacen que sea más complicado evitar lo inevitable... Que tras compartir mucho tiempo, te quiera.
Me siento estúpida y débil. No he sido capaz de mantener la distancia necesaria antes de que consiguieras llegar y te odio por ello. Odio la triste forma que tienes para hacer que rebose felicidad. Odio tus bromas estúpidas que carcajadas son pocas las que salen de mi boca. Odio tu forma de conseguir que un dia lluvioso y triste, se conviertan en un dia de peli y sofa fantástico. Odio que se te olvide la bandeja cuando me traes el desayuno a la cama. Odio hacer la siesta contigo porque te quedas inmóvil para evitar despertarme. Odio que siempre estés para lo que necesite. Pero, sin duda, lo que mas odio es que no evites lo inevitable: demostrarme que me quieres.

Mañana.

Me prometí volver a escribir esta semana porque habia dejado esto un poco en stand by. Pero siento que tampoco me apetece escribir del todo porque no tengo sobre qué hacerlo realmente. Sin embargo, aquí estoy escribiendo sobre lo que no sé y lo que no sabré. Mis dedos se deslizan por las teclas del teclado sin sentido alguno aunque consiga crear algo parecido a un texto sobre la "nada".
¿Nada? Nadie puede no sentir nada. Siempre se siente "algo". En fin, no nos pasemos que nos emocionamos. ¿Tienes que irte? Anda por favor no me hagas reir, sabes que te vas a quedar. ¿Estas intentando convencerte a ti mismo? No te engañes y acercate. Acercate todo lo que puedas. No te resistes. Y no lo digo yo sola, tu mirada lo dice todo y con eso me basta.
Hoy estas aquí, mañana no tengo ni idea. Por eso prefiero vivir en el presente sabiendo que lo unico que me puede llegar a faltar hoy es el mañana.

Despojos vs. vida

Ahora es un buen momento para descomponerse como la madera de la chimenea. Lentamente. Sintiendo cada chasquido recorriendote por la espalda. Partirte al sentir el calor intenso del fuego. Dividirte. De uno, dos; de uno, dos. Hasta llegar a formar parte de un cúmulo grisáceo inerte y débil.Sin sentimientos. Hasta enfriarte.
Desvanecerte y desaparecer para recomponerte y aparecer. Para que tenga sentido hay que pasarlo todo. Sientes, hasta un punto en el que caes a la indiferencia. Olvidas. Hasta que recuerdas que puedes volver a sentir. Renaces, y con más fuerza que nunca para intentar recuperar el tiempo que perdiste en tu hoguera.

Y recuerdas...

"Tu tarea
es llevar tu vida en alto,
jugar con ella, lanzarla
como una voz a las nubes,
a que te recoja las luces
que se nos marcharon ya.
Ése es tu sino: vivirte.
No hagas nada.
Tu obra eres tú, nada más."

¿Para dos?

¿Quién no ha sentido en algún momento "algo"? Aunque fuera un momento, un instante, un segundo. Notas como se funden en tí incontrolables sensaciones que hacen de momentos simples y cortos, complejos por sus circunstancias y largos por el tiempo que perduran en la memoria.
Ese "algo" raro es lo que nos lleva a hacer tonterias como sonreir a una pantalla de ordenador o a una pantallita de un móvil llena de símbolos que,´uniendose, crean ciertos comentarios que hacen que a la mañana siguiente el sol te despierte, aunque te asomes y lo único que veas sea oscuridad porque un dulce sueño hizo que te inquietaras por volver a ver a alguien.
Puedes incluso recordar esos momentos, a pesar de que hace mucho que pasara. Son rincones de nuestra memoria que se reservan. Mesas de restaurante que esperan a alguien a que se siente, a que lleguen los clientes. Existen mesas que recordamos en lugares específicos con alguien especial, mesas que recordamos en esos mismos lugares pero esta vez resulta que nos encontramos solos. Hemos vuelto allí y, sin embargo, ya no está. Aún así, ¿había que intentarlo no? Si no lo hubieramos intentado, nunca sabríamos si hubieramos podido compartir más mesas.
Es más, ¿y si en ese sitio encontramos a un nuevo cliente?  Es más, ¿y si en ese sitio es el camarero quién nos puede acompañar en nuestra cena? Todo es posible en este pasaje de citas, "plantones", verdad, madurez y progresos que llamamos vida.

"-Disculpa, ¿una mesa para cenar?
-¿Viene sola?
-Sí, de momento espero a alguien que sepa hablar de amor mejor que de rencor."

The end.

Cuando crees que lo soportas y lo vuelves a intentar, recaes.¡Qué ley más ridícula!
Todo pasa, todo pasa... Es cuestión de tiempo. Nada que no se haya vivido ya y, quién sabe, que se vaya a volver a vivir. Es pronto para conocer todo, y tarde para conocer lo que podría haber sido. Es autoconvencerme por medio de palabras de la realidad. Punto y final es punto y final, no hay un capítulo detrás (al menos el autor no ha empezado a escribirlo). Es el THE END. Puede acabar mal o bien, o cruel o tremendamente lógico. Pero, al fin y al cabo, es el fin. Pero, muchas veces, hay palabras, canciones, fotos, dibujos, que te hacen recordar que fuiste cobarde y que no parece que la historia se haya acabado. Que hay una continuación. Tipico "final inacabado".
El autor se lució por acabar rápido con la historia, acudir a lo fácil, a lo simple, a lo que la gente no se esperaba, a lo que no se esperaban ni los propios personajes.
Puede que sea lo que haga especial al autor, o tal vez que la cobardía a afrontar cosas y tener que continuar comiéndose con la historia, le haga acudir al final fácil.
Sea lo que sea, no quita para reconocer que el autor es muy bueno, y que su historia ha finalizado.

Nulidad.

Un sueño. Fué eso. Desperté con un amargo sabor de boca. Te vi. Nos vi. Estuvimos mirándonos sin decirnos nada. No hacía falta, estaba todo dicho.
Complicidad se notaba en el ambiente. Tu visión de mis ojos te hacían sentirte vulnerable y con ellos, protegido. Lo notaba. Tu no querias que me fuera nunca y yo queria parar el tiempo para que los segundos que regulan nuestra vida se convirtieran en un espacio vacío donde tú y yo nos encontrábamos siempre. Mirándonos. Simplemente con eso, hacíamos que el mundo se pusiera a nuestros pies. Estaba bien. Lo estábamos.
Dijiste que nunca estuviste así con nadie, que esto era ya oficial. Yo acepté lo que dijiste, y me arrepiento de no haberme atrevido a decirlo yo primero por miedo a tu rechazo.
Fue un sueño. Un increible y amargo sueño. Increible porque jamás me habia visto ni habia sentido tanto en pocos segundos. Amargo porque la posibilidad de que ocurra es... ¿nula?

Desaparece, por favor.

fuiste algo que me hizo olvidar malas temporadas. Me arrepiento del "continuemos hasta entonces y luego, ya veremos". Sé que eso lo cambió todo. ¿Fue culpa mía o tu cobardía? Ya no se que pensar. Me he rebanado los sesos, las ideas, los pensamientos, los recuerdos y no encuentro explicación lógica para lo ocurrido.
Lo tuyo es una mentira. TODO lo es. Lo que me dijiste mientras nos veiamos porque entonces no sentias nada; lo que dijistes cuando lo dejamos porque entonces lo sentias todo. No te aclaras. Vas mal. No espero. Olvidame. No, olvidarte por completo es lo que debo.
 Mis palabras se pierden entre tantos códigos binarios que no llegan ni a tu red inalámbrica. Te odio, de verdad que lo hago.