Viajar debería de ser un lujo que todo el mundo debería permitirse. Existen viajes que nos hacen trasladarnos a un mundo de fantasía y amor como un verso de Bécquer, y otros que nos trasladan a observar la cruda realidad de nuestro tiempo. Claramente, es viajando cuando te das cuenta de lo bien repartido que está el mundo (destaco la ironía de mi frase). No es lo mismo un viaje a una tribu africana conviviendo y ayudando a todos los componentes de la misma; que ir a África de safari. Ni punto de comparación. No es lo mismo viajar a disfrutar de las playas de Dènia, que por cierto si sabes donde ir encuentras (bajo mi punto de vista) las mejores de toda España (a excepción de Formentera que es un caso aparte), que irte de viaje exótico al Caribe. Lo que cambia es el entorno y los tópicos.
Aún así, preferimos irnos lo más lejos que podamos. Suena mejor. ¿O no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario