30/11/10

¿Para dos?

¿Quién no ha sentido en algún momento "algo"? Aunque fuera un momento, un instante, un segundo. Notas como se funden en tí incontrolables sensaciones que hacen de momentos simples y cortos, complejos por sus circunstancias y largos por el tiempo que perduran en la memoria.
Ese "algo" raro es lo que nos lleva a hacer tonterias como sonreir a una pantalla de ordenador o a una pantallita de un móvil llena de símbolos que,´uniendose, crean ciertos comentarios que hacen que a la mañana siguiente el sol te despierte, aunque te asomes y lo único que veas sea oscuridad porque un dulce sueño hizo que te inquietaras por volver a ver a alguien.
Puedes incluso recordar esos momentos, a pesar de que hace mucho que pasara. Son rincones de nuestra memoria que se reservan. Mesas de restaurante que esperan a alguien a que se siente, a que lleguen los clientes. Existen mesas que recordamos en lugares específicos con alguien especial, mesas que recordamos en esos mismos lugares pero esta vez resulta que nos encontramos solos. Hemos vuelto allí y, sin embargo, ya no está. Aún así, ¿había que intentarlo no? Si no lo hubieramos intentado, nunca sabríamos si hubieramos podido compartir más mesas.
Es más, ¿y si en ese sitio encontramos a un nuevo cliente?  Es más, ¿y si en ese sitio es el camarero quién nos puede acompañar en nuestra cena? Todo es posible en este pasaje de citas, "plantones", verdad, madurez y progresos que llamamos vida.

"-Disculpa, ¿una mesa para cenar?
-¿Viene sola?
-Sí, de momento espero a alguien que sepa hablar de amor mejor que de rencor."

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